Inspirado en un artículo similar del abogado Luis Romero / Confilegal
Hace unas semanas leí un artículo del blog del abogado Luis Romero en el sitio web confilegal.com con un título similar a este, pero para abogados altamente efectivos y, de inmediato, pensé que tenía que escribir algo equivalente para la gestión cultural en mi blog.
https://confilegal.com/20220512-50-consejos-de-luis-romero-para-abogados-altamente-efectivos/
He observado que los principios de efectividad y eficiencia se estudian y se aplican mucho más entre mis compañeros abogados que entre mis compañeros gestores culturales. Claro está que se mueven en sectores del mercado económico-mercantil muy diferentes y trabajan bajo condiciones completamente opuestas. Sin embargo, igual que defiendo la aplicación de los criterios de calidad del sector económico privado a las organizaciones sin ánimo de lucro, también defiendo el intercambio de exigencias entre los profesionales de uno y otro gremio.
Aquí vienen los 45 consejos. Espero que les gusten.
A – Sobre la profesión del gestor cultural
- Estudia cada día, sobre todo las cuestiones que más incómodas te resulten. Es decir, cuestiones presupuestarias, económico-financieras, jurídico-fiscales, estratégicas y organizativas. Estas son las que me gusta llamar «troncales» y que suelen gustar menos a los compañeros.
- Sé paciente. Has elegido un trabajo interdisciplinar con una carrera universitaria de reciente nacimiento que, muchas veces, se queda corto en la realidad. Con el tiempo, tanto las formaciones como tú —como profesional— mejorarán. A andar se aprende andando.
- El prestigio profesional no es cosa solamente de abogados u otras profesiones libres como arquitectos, médicos, farmacéuticos, etc., sino que también aplica a los gestores culturales. Se consigue con constancia, organización y dedicación y da buenos resultados.
- Tu vocación artística será la que te sustente en los momentos malos. Nunca la pierdas.
- La ética profesional no es para llenar el papel o crear discursos públicos bonitos; es algo que debe estar presente en el día a día. Cada uno debería tener sus límites éticos bien definidos y saber justificarlos y argumentarlos.
B – La organización y gestión del trabajo diario
- Aprende de los mejores, pero no solamente de tu sector. Observa cómo se hacen las cosas en los sitios donde sí rigen criterios de ánimo de lucro, rendimiento y beneficios. Es ahí donde los criterios de excelencia tienen un valor diferente a los del sector terciario.
- Planifica el trabajo y la liquidez (la tuya y la de tu organización/departamento/ámbito de responsabilidad). Por muy apreciadas que sean las habilidades de improvisación jamás sustituirán a una buena planificación y estrategia.
- El orden es esencial, especialmente si nuestra organización ya es algo más grande.
- Saber delegar es de sabios. Elige a tus colaboradores según criterios de excelencia humana y profesional. No siempre los títulos académicos o la experiencia profesional lo garantizan. Elige a quien sepa ser crítico consigo mismo y contigo y a quien tenga la valía de expresarlo y corregirlo. Delega en él o ella porque ningún barco lo lleva solamente un capitán. Hace falta marineros buenos para llegar a buen puerto.
- No rehúyas del papeleo y la burocracia. Tu organización, independientemente de su personalidad jurídica, es una empresa y el sistema económico en el que nos movemos es el que es. No se puede pedir peras al olmo..[1] Vuelve a leer el punto 1.
C – Relaciones interpersonales e interinstitucionales
- La audiencia es el centro de tu trabajo [2] y la obra artística la arropa como un abrigo de terciopelo.
- Sé honesto y coherente con tus actos. Di lo que sabes hacer y lo que no, pide ayuda donde no estés seguro y no evites conflictos por comodidad. Pon la calidad siempre por encima de lo cómodo. Aprende a gestionar los conflictos con las técnicas oportunas.
- Hazte respetar cumpliendo lo prometido. Si no sabes si puedes cumplir algo o si ni siquiera tienes la competencia para resolverlo, no lo prometas.
- Informa a tus compañeros y colaboradores de lo que estás haciendo y pensando. Comparte toda la información disponible generosamente y olvídate de falsas ideas de competencias entre compañeros. El profesional que sabe lo mucho que vale nunca tendrá problemas en compartir sus conocimientos.
- Trabaja en red. La gestión cultural es un trabajo multidisciplinar y requiere una alta capacidad de trabajar en equipo y en redes. Comparte tus conocimientos y pide ayuda a los otros. Lee el punto 16.
- En cultura no hay competidores. Puede que haya proyectos que optan a la misma financiación o personas que optan al mismo puesto de trabajo, pero, en principio, en la cultura no hay competidores. La cultura es de todos. Vuelve a leer punto 15.
D – La captación de fondos
- Sin fondos no hay arte. Sin fondos no hay música. Sin fondos no hay cultura.
- Ten claro que la captación de fondos para las organizaciones sin ánimo de lucro no es pedir limosna.
- Planifica bien las necesidades financieras. Prevé descubiertos en la liquidez de tu organización, trabaja con varias alternativas de financiación y nunca dependas de un único pagador. Vuelve a leer punto 7.
- Ten en cuenta las necesidades de tus patrocinadores y colaboradores. Sobre todo, aprende a hablar su lenguaje para poder vender tu proyecto y negociar con ellos de tú a tú.
- Documenta todo. No rehúyas de las obligaciones administrativas. Si no, es cuestión de tiempo que te salga el tiro por la culata. [1] Vuelve a leer punto 10.
E – El marketing
- Ten claro que tienes uno de los productos más bonitos, interesantes y entrañables entre tus manos: la cultura. ¡No estamos vendiendo colchones!
- Diseña un plan de marketing y no te quedes con «ya lo pondremos en las redes».
- Crea las estrategias para atraer las audiencias que tu proyecto necesita y vuelve a leer punto 11.
- La publicidad es necesaria y su coste es relativamente bajo comparado con sus beneficios en el desarrollo de audiencias.
- No te olvides de transmitir y vivir la misión de tu organización. Y si la organización ni siquiera la tiene, habla con quien corresponda teniendo en cuenta el punto
F – Comunicación para gestores culturales: las técnicas de oratoria, del interrogatorio y de la defensa jurídica aplicadas
- La oratoria no es solamente para abogados. Los libros sobre este tema son útiles para todo el mundo.
- A hablar en público y defender el valor de nuestro proyecto se aprende practicando en cada ocasión. También de forma escrita.
- Adapta tu oratoria a la persona que te escuche.
- Prepara tus intervenciones y no vayas a reuniones sin haberte planteado qué vas a decir y con qué argumentos lo vas a defender.
- Prepara tus reuniones y conoce a las personas con las que te vas a reunir. Infórmate sobre sus estudios y experiencias. Infórmate sobre las empresas patrocinadoras. Infórmate sobre las autoridades públicas cuyo apoyo vas a solicitar. Lo mismo aplica a las expresiones escritas.
- Define tu objetivo y tenlo siempre en mente. Es el faro que ilumina tu camino, que guía tu negociación, tus preguntas y comentarios.
- Ten en cuenta que, a veces, la estrategia no es ganar, sino no perder del todo. Aplica tanto en los juzgados como en la gestión cultural.
- Escucha atentamente. Todos los profesionales de los servicios son tan buenos como lo es la información de la que disponen.
- Aprende sobre estrategias y la psicología de interrogatorio. Te ayudará a interpretar las respuestas que una persona te da. Te facilita entender su comunicación no verbal. Te facilita adaptarte a tu interlocutor, aunque no sea un testigo, claro está.
- Prepara bien a tu equipo. No permitas que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda.
- La comunicación es un arte, pero puedes conseguir que te contesten con algo que, de entrada, parecía difícil de lograr.
- Vuelvo a repetir: estudia todo con mucho detalle. Siempre. No rehúyas de lo que, en principio, pinta incómodo. Con el tiempo —más rápido de lo que crees— se hará rutinario y lo controlarás como si fuera una partitura de orquesta.
G – Los consejos finales
- Trabaja en lo que te guste. Y si lo tuyo es tocar el violín, toca el violín. La gestión cultural también es un arte y hacerlo a medio corazón lleva a resultados mediocres.
- Ten ilusión. Motívate a ti motivando a los otros. Nunca te olvides de una sonrisa en la cara por muy triste, cansado o desmotivado que estés.
- Pon el interés común en el centro de tu trabajo. Pon el proyecto por encima de intereses particulares, incluso si eso te lleva a tomar decisiones que no te gustan personalmente. El buen profesional es capaz de tomar decisiones en su propia contra si el bien común lo exige.
- Nunca te rindas. Las cosas no siempre se consiguen a la primera. Cuando te digan que «no vas a lograr nada» trabaja aún más duro. La vida da muchas vueltas y, generalmente, es más larga de lo que nos hacen creer. No se tiene que alcanzar la cima con 25 años recién cumplidos. Yo, con mis 50 años, te digo que el 99 % de todas las cosas malas que te pueden pasar, si apuestas por tu pasión, nunca sucederán, pero la vida pasa. Aplica tanto a las organizaciones como a las personas.
- Sé flexible. El que sobrevive al final no es el más fuerte, sino el que mejor sabe adaptarse a las circunstancias (con permiso del Sr. Darwin).
- Agradece que te ha tocado una de las profesiones más bonitas del mundo.
- Sé feliz. Sé bueno contigo mismo. Disfruta, descansa, vive… Y nunca dejes de trabajar duro.
Nicole Martín Medina
Las Palmas de Gran Canaria
Agosto 2022
[1] véase también mi entrada https://nicolemartinmedina.com/10-razones-controlling-en-orquestas/
[2] véase también mi entrada https://nicolemartinmedina.com/the-long-haul-model-changing-the-narrative/