Un cuento para Canarios y otros que lo somos por prescripción adquisitiva amorosa
Con traducciones en notas a pie de página para los no-canarios 😉
Era una mañana algo nublada en Las Palmas de Gran Canaria. Damián estaba caminado dirección a la Plaza del Obelisco, en el barrio de Arenales. Ahí cerca, donde se encontraron las instalaciones de la Universidad de la ciudad en las que estaba trabajando esta semana. Damián era profesor de ELE, español lengua extranjera, y trabajaba como examinador para el Instituto Cervantes. Los exámenes de esta convocatoria se realizarían en el edificio de Humanidades de la Universidad.
Damián llevaba muchos años en esta profesión y poco le sorprendía ya. Vivía en Madrid y se había trasladado a la isla solamente para los exámenes de esta semana. Hoy tendría que examinar a los alumnos del nivel más alto, nivel C2, nivel de maestría en el idioma, de ahí que era de esperar que la mañana se desenvolvería de forma cómoda y sin mucho esfuerzo. Sobre todo, porque, por regla general, del nivel C2 se examinaban solamente pocos candidatos.
Cuando llegó a su destino, entró por la puerta principal y subió las dos escaleras. Su compañera le estaba esperando en el aula que se les habían asignado para aquella mañana.
– ¡Buenos días Maica! – dijo y tomó asiento a su lado en la mesa principal. ¿Tienes la lista de los candidatos para hoy?
– ¡Hola Damián! – contestó Maica – ¡Sí, la tengo!, aunque solamente tenemos tres personas para hoy, un chico y dos chicas.
– ¡Perfecto! – replicó Damián sin más interés en los candidatos.
Su compañera era una buena chica, pero por las mañanas le costaba conversar, era una persona nocturna y a las ocho de la mañana todavía solía ser poco habladora. Simplemente sacaba la documentación del examen oral y esperaba a que se presentara el primer candidato.
A las nueve y media tenían programada a la última de los tres candidatos de este día. Era una chica procedente de Alemania que, según el expediente, llevaba ya muchos años viviendo en las islas. Nunca se había presentado a los otros niveles anteriores, pero lo haría al C2 a continuación.
Maica se levantó, salió al pasillo y llamó a la última candidata.
-¿Señorita Stefanie Sturmmann? Es su turno. Bienvenida a su examen oral C2.
La candidata tenía el pelo rubio, los ojos claros y una apariencia muy típica de la gente del norte de Europa. Se acercó con una mirada abierta y, de forma muy risueña, entró al aula y devolvió el saludo a la examinadora y su compañero.
– ¡Tamaragua[2] chona![3] – dijo[4].
– ¿Disculpa? – dijo Damián – ¿Qué ha dicho?
– ¡Tamaragua chacho[5]! – contestó Stefanie nuevamente.
Damian miraba a su compañera de forma incrédula. No entendía muy bien qué quería decir la candidata con estas palabras. Maica, canaria de nacimiento, por supuesto lo entendía, pero no miraba menos incrédulo. Para quitarle importancia al asunto y entender lo que había dicho a consecuencia de los nervios que la candidata estaba obviamente pasando, Maica lo tomó como broma.
-Ya veo que Ud. lleva mucho tiempo en las islas y domina su lenguaje bien. Bien, no se preocupe por el examen, le saldrá muy bien.
-¡Gracias. Más nunca[6] he estado tan alberejada[7] como hoy. Ni me he dejado dormir[8] esta noche, pues este examen es muy importante para mí!
– Eso ya veo. – pensó Damián y le preguntó a quién no había dejado dormir.
– ¡A mí, yo!, yo misma no podía quedarme dormida a noche por estar tan desinquieta[9].
– ¡Santo cielo, eso va a ser más difícil de lo esperado! – susurraba Damián al oído de su compañera a la cual pidió que empezara ya el examen para terminar, con esta mujer, lo antes posible. A ver pensando si sería capaz de decir una frase medianamente correcta en buen castellano.
-Vale, pues, empecemos, señorita Stefanie. Como ha visto en el tiempo de preparación al examen, hoy vamos a hablar sobre unos textos, unas estadísticas y unos gráficos referentes al tema del Comercio en Canarias.
– ¿Ha tenido suficiente tiempo para estudiar las cifras y gráficos que le hemos facilitado? –preguntó Damián.
– ¡Claro, mi niño[10]!, va de los cambuyoneros[11] y su bisnes[12] con las kineguas[13] y las autodates[14].
Damián no salía de su asombro.
-Si bien la entiendo usted quiere decir que los textos y gráficos versan sobre el negocio inglés de la patata en las islas canarias – intentó Maica redirigir a la candidata a un lenguaje adecuado al examen.
– ¡Chos[15], claro. Eso decía!, los guiris[16] esos llegaron a las islas hace fleje[17] de tiempo y nos trajeron sus papas[18].
-¿Hace qué? ¿Fleje? Disculpe mi ignorancia señorita, pero no la entiendo – interrumpió Damián quien empezaba a perder la paciencia.
Buscaba ayuda en su compañera, pero ella no le hizo mucho caso, dado que había empezado a reírse para sus adentros. Esta alumna ciertamente era particular y muy divertida, al menos para Maica.
-¡Chacho¡[19] ¡Fleje¡ Significa un montón, hace montón de tiempo, está más claro que el agua. ¿O no? – dijo Maica en tono burlón.
– ¿Eh sí? Disculpe mi enorme ignorancia, pero me habían dicho que este sería un examen en el que se utiliza el español como lengua principal. Agradecería que fuera al grano. Conteste por favor: ¿Cómo interpreta la información facilitada y qué consecuencias saca de ella para el comercio con el mercado inglés? Recuerde que es un examen oral del Instituto Cervantes, queremos ver todas sus habilidades lingüísticas en el idioma castellano – replicó Damián desesperado.
– ¡Vale, vale!, pues, me he leído el texto que nos cuenta que los ingleses eran unos amañados[20] del bisne y trajeron las papas con sus barcos a la isla. Después de la conquista había un mogollón[21] de chaflija[22] entre la población y, por eso, las papas eran bienvenidas. Y era bueno para los bochinches[23] y chiringuitos[24] – dijo Stefanie.
-Disculpe que la interrumpa de nuevo, pero ¿qué había entre la población? preguntó Damián.
–Ños[25], tolete[26], para ser un examinador del Cervantes no sabes más nada[27] de idiomas. ¡Hilorio[28] había! ¡Hilorio!
Eso ya era el colmo. Sin saber que era realmente un tolete, Damián entendía que no era precisamente un cumplido. Esta candidata se estaba jugando el aprobado de una manera muy curiosa.
-Damián – intervino Maica – ella se refiere a que la gente tenía mucha hambre y que por eso la llegada de la patata inglesa fue bienvenida.
-Gracias Maica, pero las cosas son como son. Señorita Sturmmann, muy a mi pesar le tengo que volver a recordar que la estamos examinando en castellano, español lengua extranjera y no en deje canario. ¿Podría ser tan amable y acogerse a un lenguaje acorde a la ocasión?, sobre todo acorde a la tarea que se le ha planteado como examen oral. A un nivel C2 debe ser capaz expresarse de forma espontánea con gran fluidez y una enorme precisión, en esta ocasión en un tema de comercio exterior[29]. Si no piensa cumplir con los criterios que marca el Instituto Cervantes no la podemos aprobar.
-Vaya, ahora te has enroñado[30]. Ups, disculpe, quería decir que se ha cogido una perreta[31]. No era mi intención.
– ¡Veo que esto no tiene solución! ¡Maica!, ¿podemos hablar fuera? – Damián estaba furioso.
Los dos examinadores se levantaron y salieron de la sala donde dejaron a la alumna, con su problemilla lingüístico, sola por un momento. Una vez fuera de la sala y la puerta cerrada, Maica estalló en un ataque de risa mientras Damián no supo cómo ocultar su enfado.
-¿Pero esto qué es? – preguntó a Maica. En los años que trabajo como examinador no me ha pasado nada similar. ¿Pero dónde ha aprendido esta mujer el castellano?
-Eso es evidente -contestó Maica partiéndose de risa- en Canarias. Pero hombre, no te lo tomes así. Ciertamente es una habilidad que una extranjera domine hasta el idioma autóctono.
-Maica, por favor, es un examen oficial. No quiero discutir contigo, pero ¿qué hacemos? No solamente usa un vocabulario sumamente extraño, sino que además no ha mostrado ningún uso gramatical que es de esperar en un hablante del nivel C2. ¿Sabrá lo que es el subjuntivo?
-Damián, ¡Que importa ahora el subjuntivo! ¡Cálmate! Ahora entramos y ¿por qué no hablo yo con ella? Hay que terminar este examen de alguna manera, no tengo ganas de enfrentarnos a una reclamación. Una alemana con una atacadera[32], prefiero que no. Sabes bien las consecuencias que supone para nosotros los examinadores.
– ¡Maica, por Dios, no empieces tú también! Estoy hasta el moño con vuestra forma de hablar. Vengo de Madrid para examinar español y punto.
Mientras Maica intentaba oprimir la carcajada para no enfurecer a Damián aun más, éste siguió malhumorado. Tenía la cara roja como un tomate. Finalmente, volvieron a entrar en la sala.
-Señorita Sturmmann, se dirigió Maica a la candidata. Sería tan amable y se podría olvidar por un momento de cómo hablan en los pueblos. Según nos consta, Ud. ha ido a la Escuela Oficial de Idiomas en Las Palmas de Gran Canaria, ¿no? Entonces, ¿nos podría contestar las preguntas tal como se lo han enseñado ahí en clase?
-Ok. Tal vez se me ha ido el baifo[33] un poco – reconoció Stefanie. Veo que el pibe[34] está molido como un zurrón[35]. No sé qué le pasa al cristiano con mi forma de hablar, hablo como a mí me enseñaron en la Escuela de Idiomas y lo hago con mucho geito[36]. También estoy requintado[37] de este examen, pero NECESITO el panfleto del Cervantes para que me dejen trabajar en el Museo Canario. Así que voy a retomar el tema del bisnes …
– ¿Quiere trabajar en el Museo Canario, señorita Sturmmann? – la interrumpió Damián de repente. ¡QUEDA APROBADA CON UN 10!
– Ños, señor Damián, ¿cómo qué he aprobado con un 10? Todavía no le he explicado lo que dicen el texto y los números sobre cuando los guiris trajeron además de las papas todos sus otros cachivaches[38] y como pasó que nuestro famoso nife[39] se llama nife, ya sabe, la navaja canaria tan chula. El texto lo explica.
-¡NO! ¡Basta! Gracias señorita, para mi es suficiente. No sé mi compañera, pero por mi parte, Ud. ha aprobado con un sobresaliente. Damián le cortó la palabra de nuevo. Con tal de que este suplicio terminara estaba dispuesto a todo. Se dirigió en voz baja a Maica y le susurró al oído:
– ¡Si se te ocurre alegar algo en contra, estás acabada! La aprobamos. Punto. ¡Quítame esta mujer de encima! ¡Tú también le das un 10 y fuera con ella!
-Por supuesto, por mi parte, también es un 10 – dijo Maica en voz alta dirigida a la candidata.
-¡Agütia[40]! ¡Qué potra[41]! Entonces me he pegado un buen perro[42]. Muchas gracias a los dos. Vayan por la sombra[43], cristianos. Y de nuevo, muchas gracias.
Lo dijo y se fue, a mezclarse con su gente, empalicándose[44] tal como solo una persona paliqueosa[45] sabía.
Nicole Martín Medina
Las Palmas de Gran Canaria
Día de Canarias 2022
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[1] Algo similar ha ocurrido en mi examen del nivel C2 ante el Instituto Cervantes en noviembre 2019. Obviamente, a efecto dramatúrgico, aquí he exagerado un poco 😉
[2] Tamragua – Esta palabra pertenece al lenguaje guanche y significa «buenos días».
[3] Chona – Expresión para referirse a una mujer. Del todo inadecuad para una situación de un examen oficial.
[4] Fuente de las traducciones: http://www.laguiadegrancanaria.com/datos/habla_canaria.php
[5] Chacho – Abreviación de muchacho-a. Expresión para referirse a una persona. Del todo inadecuad para una situación de un examen oficial.
[6] Más nunca – Nunca más.
[7] Alberejado – Nervioso, muy activo, que no se puede dormir.
[8] Dejarse dormir – Quedarse dormido.
[9] Desinquieto – Inquieto, de hecho, muy inquieto.
[10] Mi niño – Interjección cariñosa.
[11] Cambuyonero – Persona que se dedica a la compra/venta de artículos de dudosa procedencia. Antiguamente eran las personas que se acercaban a los barcos extranjeros que llegaban a puerto para intercambiar mercancías (come on, buy on!).
[12] Bisnes – Negocio (del inglés business).
[13] Kinegua – Marca de papas inglesas (‘King Edward’).
[14] Autodate – Marca de papas inglesas (‘Out To Date’).
[15] Chos – Exagerado.
[16] Guiri – Se utilizan estos términos para referirse a los extranjeros, especialmente ingleses y alemanes.
[17] Fleje – Un montón.
[18] Papas – Patatas.
[19] ¡Chacho!– Aquí exclamación de sorpresa.
[20] Amañado – Persona que, sin ser experta en una determinada actividad, la realizada con cierta destreza
[21] Un mogollón – Un montón
[22] Chaflija – Hambre
[23] Bochinche – Taberna
[24] Chiringuito – Taberna
[25] Ños – Exclamación de sorpresa o entusiasmo
[26] Tolete – Bobo
[27] Más nada – Nada más
[28] Hilorio – Hambre
[29] Instituto Cervantes – https://examenes.cervantes.es/es/dele/examenes/c2
[30] Enroñar – Enfadarse.
[31] Perreta – Enfado
[32] Atacadera – Calentura, enfado visible.
[33] Irse el baifo a alguien – Despistarse, olvidarse de algo.
[34] Pibe – Persona joven. Muchacho.
[35] Estar molido como un zurrón – Estar hecho polvo.
[36] Geito – Maña, habilidad.
[37] Requintado – harto, repleto.
[38] Cachivaches – Articulo generalmente pequeño y de poca utilidad.
[39] Nife – Cuchillo canario tradicional.
[40] ¡Agüita! – Algo que nos sorprende extraordinariamente.
[41] ¡Qué potra! – Qué suerte.
[42] Pegarse un perro – Tener mucha suerte.
[43] Vete por la sombra – Forma de despedirse.
[44] Empalicarse – Ponerse a hablar o a discutir con otra persona un tiempo prolongado.
[45] De palique – Hablar sin parar. La persona es paliqueosa.